Caminar

Caminar... todo ser humano lo tiene implícito desde que nace. Si bien no nacemos enseñados. Son nuestros mayores los que nos enseñan. Ellos nos enseñan a caminar hacia delante, a dar nuestros primeros pasos, a ir erguidos por la vida, con la cabeza alta, la espalda recta y con el movimiento de tacón-punta en los pies, como si de un compás se tratase. Titubeamos un poco a la hora de dar esos primeros pasos, no sabemos lo que nos espera delante, pero los damos firmemente, sin preocuparnos de lo que pasará.

A medida que crecemos, nuestros pasos se vuelven rápidos, más precisos, más largos... pero aún con eso corremos el riesgo de tropezar, de caer. Y de eso aprendemos, de las caídas, de los golpes que nos llevamos en el camino... pero también aprendemos de lo que andamos, de las cosas que vemos, de los paisajes que contemplamos, de las personas que conocemos.

Y es en ese momento, en el que habiendo conocido muchas cosas, aprendes una palabra nueva: parar. La gente para en un sitio porque le gusta lo que ve, porque quiere tener un recuerdo del sitio o simplemente para descansar.

Una vez reposado, continúas tu camino, y sigues... y sigues... y sigues... pero jamás llegas al final. Así que lo que haces es detenerte y echar la vista atrás y ver lo que has andado. Repasar mentalmente todo lo que has conocido, aquello que te ha gustado, aquello que no querrías volver a ver, aquello que te gustaría repetir...

Y te das cuenta de una cosa; el camino puede ser largo, corto, sinuoso, rectilíneo, estrecho, ancho, con más o menos cosas... lo importante no es eso. Lo importante de verdad es recorrerlo, a tu ritmo, sin prisas, parando todas las veces que sea necesario, cayéndote las veces que haga falta... al fin y al cabo es tu camino. Nadie más lo va a recorrer por tí...


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado


sábado, 26 de diciembre de 2009

2 Comments:

Sira said...

Me ha gustado mucho y más teniendo en cuenta que es algo que una amiga y yo tenemos en constante debate. El nuestro, el de los demás, dónde y cuándo se cruzan esos caminos, por qué, cómo actua cada un@... Me quedo con esto "Lo importante de verdad es recorrerlo, a tu ritmo". Destaco lo de a tu ritmo, a mi ritmo, cada cual al suyo. Muy importante.

Lucia Mara de Souza said...

Hola!!Gracias por tu comentario, ya te lo he contestado. Hubo alguien muy sabio que una vez dijo, lo importante no es el destino de uno, sino el viaje... aun recuerdo recitar esas palabras de caminante no hay camino... bajo una musica de Serrat, creo que nunca olvidare eso. Me despido con unas palabras de Paulo Coelho: El desafío no espera, la vida no mira hacia atrás. En una semana hay tiempo mas que suficiente para decidir si aceptamos o no nuestro destino.

 
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